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Paisajes de la Imaginación

Estos cuadros dejan mucho lugar para la imaginación. Las figuras parecen estar alejándose del observador, señalando a algo que se encuentra justo fuera de su linea de visión. Otras veces parecen estar huyendo a algún destino incógnito. Asisten a eventos desconocidos. Hay algo que no nos están contando y inevitablemente, no podemos más que inventarnos une historia. Es precisamente lo que no nos cuentan lo que nos fascina tanto.

Nacida en Suiza, Michèle Lehmann ha vivido en Mijas casi 30 años. Comenzó haciendo dibujos a lápiz que con el tiempo se tornaron más complejos, a veces tardando semanas en completarse. Ahora produce óleos trabajándolos a base de muchas capas de veladura. Ha conseguido varios premios en España y sus obras están expuestas en galerias de todo el mundo. Michèle Lehmann, que es prácticamente autodidacta, acredita a Mijas y sus artistas por proveer el estimulo y los recursos por todo lo que ella ha aprendido. “Los artistas me han ayudado abrir los ojos. Me han proveído una formación muy completa y mucho estímulo.”

Cuando Michèle Lehmann llegó a Mijas, decidió abrir una tienda cerca a la plaza. La tienda se convirtió en galería de arte, un escaparate para los artistas locales. “Siempre me ha interesado la literatura, la música y las bellas artes. Pero jamás pensé que me convertiría en artista. Creo que fue el aburrimiento lo que me impulsó. Mientras esperaba en la tienda, solía dibujar. Cuanto más dibujaba, más me gustaba. Había una mujer vestida de negro que pasaba por enfrente de la tienda todos los días. Llevaba un chal, un pañuelo en la cabeza, una blusa, una falda y zapatos todo en distintos tonos de negro. La tuve que dibujar, pero siempre andaba desmasiado deprisa. Así que decidí dibujarla de espaldas.”

El artista mijeño Don Clarke vio aquel dibujo y decidió enmarcarlo, a pesar de las protestas de Lehmann. Michèle Lehmann lo colgó en la galería y logró venderlo al día siguiente. Seis meses más tarde, el conocido artista Rowland Fade organizó una exposición en Almuñecar. Todas las obras de Michèle Lehmann fueron vendidas. “Pensé que quizás deberia tomar algunas clases en una escuela de bellas artes,” comenta. Sin embargo, un profesor de arte de Córdoba, quien había atendido su primera exposición, le dijo que le convendría más seguir su propio camino. Y eso es precisamente lo que ha hecho.